Roja

Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que conocí a Roja.
Sven vino a recogernos al aeropuerto de Eindhoven, ya que no teníamos transporte propio.
Pusimos a Vito en el coche y nos dirigimos a Bemelen.
Steffie salió con Roja, la soltó de la correa ¡y allá fueron!
¡Qué bien se lo pasaron juntos, Vito y Roja, corriendo, jugando, recibiendo abrazos! ¡Estaban hechos el uno para el otro!
Fue difícil para Steffie dejar ir a Roja, pero afortunadamente se nos permitió llevárnosla.
Nuestra eterna gratitud por eso, por cierto, ¡porque no queríamos perdernos a esta chica por nada del mundo!

¡Cuánto la disfrutamos! Una perra valiente, que no le tenía miedo a nada y con una gran personalidad.
Lo que no quería, no iba a pasar. Lo que sí quería, eso sí que pasaba.
Simplemente me bloqueaba el paso hasta que consiguiera su galleta, o su queso, o… bueno, algo sabroso.

Vito y Roja se convirtieron en grandes compañeros, después de algunos roces al principio.
Una vez que Roja descubrió el sofá, no quiso volver a bajarse de él.
Y preferiblemente, también quería su comida ahí 😉
¡Y cómo roncaba! Increíble, durante horas, tumbada de espaldas, como si talara un bosque entero con una motosierra 😀

También tuvo su parte de mala suerte. Le salió un tumor en el costado.
Siguió un período intenso, porque hubo que extirparle un gran trozo, del tamaño de una pelota de tenis.
Afortunadamente era un tumor “simple”, he olvidado el nombre. La forma menos maliciosa, en todo caso.
Se recuperó rápidamente, tan fuerte como era, y su vida de “banquillo” continuó.
Disfrutando del sol en verano, compartiendo una buena barbacoa juntos.

Roja

Disfrutó de su jubilación con nosotros, después de haber sido cuidada con tanto amor por Steffie durante 6 años.
Lamentablemente, no fue por tanto tiempo. Para ser precisos: 3 años, 8 meses y 20 días. El día 21, tuvimos que dejarla ir.
Roja tenía la forma más agresiva de cáncer de ganglios linfáticos. Una forma en la que los perros, por lo general, no viven más de 3 semanas desde el momento en que se manifiesta la enfermedad.
¡Pero Roja no sería Roja si no duplicara esas 3 semanas a 6! Una perra tan fuerte, que simplemente no quería rendirse.
Además, tenía algunas manchas en el bazo que tampoco eran favorables.

Como sí fue deteriorándose rápidamente, habíamos determinado el día en que se iría a dormir. Tuvimos que dejarla ir, por muy difícil que fuera.
Pero, una vez más, Roja no sería Roja si no gestionara su vida hasta el último momento.
El domingo por la noche, 30 de junio, notamos que su abdomen comenzaba a hincharse un poco. El lado izquierdo ya era más grande debido al bazo, ahora también el abdomen.
El lunes por la mañana estaba inquieta, no sabía cómo ni dónde acostarse, y jadeaba fuertemente.
Ese era su momento. Ella lo había decidido.
Afortunadamente, nuestro veterinario pudo estar con nosotros en 2 horas y ella cruzó muy tranquilamente el Puente del Arcoíris.
Un día antes de lo previsto, como ella quiso, a su hora.

Mañana vuelve a casa, para siempre.
Ojalá esté allí, al otro lado del Puente del Arcoíris, corriendo y jugando con muchos nuevos amigos.

Querida, queridísima Roja, gracias infinitas por todo lo que nos diste.
Gracias por tu amor incondicional, por tus miles de besos y abrazos, por tu hermoso carácter.
Steffie y Sven, gracias por este maravilloso regalo, gracias por vuestra amistad y apoyo.

Adiós, preciosa niña dulce. Te vamos a extrañar tantísimo ♥